Cambia, todo cambia, también el internet y a su vez el internet, cuando llegó,
transformó la comunicación, sus medios y mediaciones, transformó el
marketing con la multimedia, nos transformó como sociedad, mucho más
en Web 2.0 y las Redes Sociales o "Social Media".
Las redes sociales han revolucionado la forma de comunicarse; de
los amigos contados con los dedos de una mano se ha pasado en muy poco tiempo a
tener cientos, a los que la mayoría de las veces nunca se ha dado un abrazo.
Estas estructuras de contacto acercan y alejan. Permiten comunicarse a cualquier
hora del día con cualquier persona, aunque viva a una distancia kilométrica,
pero también pueden aislar a las que están más cerca.
La conversión de Internet en la principal puerta de acceso al
conocimiento, a la información y al entretenimiento despierta una enorme
cascada de interrogantes sobre la función y el camino a seguir por los medios
tradicionales, cuyos contenidos compiten con otros nuevos sistemas de
información. A los medios tradicionales se les considera ejes centrales de la
mediación social, de la difusión de información, de la propagación de
conocimiento y del impulso democrático. Su trascendencia es incuestionable,
hasta el punto de caracterizar lo que desde hace casi un siglo se denomina como
sociedad mediática de masas. ¿La incorporación de las redes sociales,
consideradas como nuevos medios, enriquece y mejora el menú mediático? De
entrada, el nuevo escenario, mediático o postmediático, a pesar de su
ampliación y apertura, no deja de provocar también otras muchas inquietudes e
incertidumbres.
Los avances de las tecnologías de la información y de la
comunicación han incorporado nuevas herramientas y formas de intermediación e
interactividad que están reconfigurando el espacio mediático. Esas relaciones y
redes sociales o profesionales establecidas y desarrolladas a través de
Internet nos sitúan ante una nueva fase, que algunos califican como
postmediática, de una sociedad de servicios aún mucho más acelerada y en la que
la atención aparece más segmentada, personalizada, instantánea, diluida,
convergente, transparente, flexible, liviana, conversacional, interconectada y
abocada a la colaboración, participación y trivialización. Las relaciones de
los públicos con los medios están cambiando: crece la fragmentación y se diluye
la mediación.
La libertad de expresión constituye uno de los elementos fundamentales
para la existencia de la democracia, y dentro de su conformación cobra especial
preponderancia el derecho a la información, que comprende a su vez un
conglomerado de derechos dentro de una doble vertiente: desde el punto de vista
de la capacidad de emitir informaciones, así como desde la perspectiva del
derecho de los ciudadanos a recibir información sobre los temas de su interés.
Su importancia deviene, por lo demás, del hecho de que constituye un derecho
que facilita el ejercicio de otros derechos. El advenimiento de las nuevas
tecnologías de la información y las comunicaciones ha comportado cambios
relevantes en las formas como las personas perciben y difunden informaciones,
lo cual ha traído un particular punto de inflexión, con la masificación del uso
de las redes sociales en Internet, hoy convertidas en una de los principales
formas de vinculación, comunicación y lógicamente de información interpersonal.
La catedrática española, radicada en Ecuador, Palmira Chavero
considera que si bien las redes sociales han roto el monopolio de los grandes
medios convencionales, acercando a los ciudadanos al poder y tienen un
innegable poder de movilización, sin embargo, el problema es identificar
quienes están detrás de los rumores.
“Es innegable la idea del rumor, por supuesto: tú lanzas un rumor
en redes sociales y el problema es que ahí queda. El problema con las redes
sociales es identificar la veracidad de la información y quién está detrás. El
día de hoy es muy fácil comprar seguidores en Twitter, eso también desvirtúa el
poder de las redes sociales”, dijo.
“Las redes sociales son guetos ideológicos, pues los amigos que
tenemos allí suelen ser los que piensan parecido a nosotros. Así que en lugar
de discutir e intercambiar ideas, te encuevas dentro de tus propias ideas y en
el círculo de los que piensan igual que tú, y el debate no avanza. Cuando sí
hay debate, viene cargado de odio. Aunque sean una plataforma política, las
redes sociales desgraciadamente tienen esta característica: empobrecen las
discusiones y las hacen muy polarizadas”, dijo Solano a la agencia pública
brasileña EBC.
Valeria Puga, master en Ciencias Internacionales por la Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) y licenciada en Comunicación
Social por la Universidad Central del Ecuador, sostuvo que una de las
características de las élites de la región es operar a través de los medios de
comunicación y deslegitimar la variable del conflicto, necesario como una
disputa política del pueblo frente a una historia de vejación.
Fuentes:
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